La Experiencia del Sabor: Integración por el Cerebro

Un mensaje gustativo pasa desde las papilas gustativas de la lengua hasta el cerebro a través de los nervios craneales. La señal se recibe primero en áreas del tronco encefálico, que conecta la médula espinal con el resto del cerebro. Luego, la señal pasa al tálamo en el cerebro. Finalmente, el tálamo pasa la señal a un área especial en el lóbulo frontal de la corteza cerebral, la corteza gustativa, donde se interpreta la señal gustativa. La señal de las papilas gustativas de la lengua al cerebro se mueve entre las células nerviosas mediante la liberación de químicos especiales llamados neurotransmisores.

El olor de los receptores olfativos de la nariz también tiene una conexión directa con el cerebro. La señal del olor viaja a la corteza olfativa primaria, o el centro del olfato del cerebro. Las señales gustativas y olfativas se encuentran y producen la percepción del sabor. Una vez que nuestro cerebro es consciente del sabor, una reacción es producida. Aceptamos o rechazamos la comida porque la disfrutamos o no.

Hay otras reacciones a los alimentos que no implican procesamiento por parte del cerebro. ¿Alguna vez la comida ha sido tan picante que te hizo llorar o te goteó la nariz? Además de los nervios que transportan señales desde los receptores del gusto al cerebro, existen otros nervios que transportan la señal desde las células receptoras del gusto a la cavidad nasal y a las glándulas productoras de lágrimas cerca de los ojos.

Imágenes adicionales a través de Wikimedia Commons. Lóbulos cerebrales por Mysid.